Básicamente,
se trata de que todas las cosas del mundo estén conectadas a Internet. Hoy en
día tenemos smartphones, tablet, ordenadores portátiles, dispositivos
multimedia en el salón, e incluso las propias televisiones que se conectan a
Internet. A esto habría que añadir las videoconsolas, e incluso los coches. Sin
embargo, eso no es nada en realidad si pensamos en la gran cantidad de cosas
que hay en el mundo. No solo los dispositivos electrónicos pueden conectarse a
Internet.
El Internet de
las cosas va mucho más allá.
Algunos ejemplos de cosas conectadas a la red que podrían considerarse como
parte de ese Internet de las cosas serían los electrodomésticos que están
conectados. Ya existen frigoríficos, hornos y lavadoras que pueden ser
controladas desde un smartphone gracias a la conexión a Internet con la que
cuentan. Ese es solo el primer paso de lo que está por llegar. Tanto a nivel
doméstico como a nivel profesional, el Internet de las cosas podría cambiar el
mundo tal y como lo conocemos hoy. Pensemos solo en algunas de las aplicaciones
que podrían llegar a tener lugar. Un agricultor debe conocer en todo momento
las condiciones del campo en el que está cultivando. Su trabajo consistiría en
comprobar regularmente la temperatura y humedad del campo y registrar estos
datos en un ordenador. Pero supongamos que todos esos datos fueran
monitorizados de manera automática y registrado en un servicio online, de
manera que el agricultor tuviera en todo el momento el conocimiento de cómo
está el campo de cultivo e incluso pudiera conocer cómo está en tiempo real. Y
todavía hay más, con sensores lo suficientemente baratos, podría llegar a
monitorizar absolutamente todas las plantas que están cultivando, conociendo
cómo crecen y si están teniendo problemas algunas de ellas.
Sus aplicaciones domésticas podrían
ser igual de importantes. Por ejemplo, podríamos disponer de sensores y
controladores en diversos elementos de una casa. Seguro que nos ha ocurrido
irnos de viaje y no estar seguros de si hemos quitado el fuego de la cocina, o
si las persianas, ventanas o luces se han quedado tal y como queríamos. Todo
sería tan sencillo como acceder al servicio con el que controlamos nuestra
casa, y no solo comprobar que todo está de manera correcta, sino incluso
modificar el estado de los mismos. O si por el contrario, vamos a volver en
pocas horas a casa, podemos incluso programar cuándo queremos que comience a
prepararse la comida. Cosas como regular la temperatura del hogar cuando
estemos nosotros allí o encender las luces de manera automática, podrían ser
hechos cotidianos de la vida. Es el Internet de las cosas, las cosas que nos
rodean, que pasarían a estar permanentemente conectadas.
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